Cristianos rezan juntos por la paz en la frontera entre las dos Coreas
04 de Noviembre 2013
A los pies de una de las muchas cercas de alambre de púas que separan la Corea del Sur y la Corea del Norte, cristianos de todo el mundo oraron este fin de semana por la reunificación de los dos países, en solidaridad por la división del pueblo coreano.
Un tren llevó a cientos de participantes de la Asamblea del CMI de Busan hasta Seúl, capital de Corea, el sábado por la mañana. Desde la estación de tren a la frontera, más al norte, la ruta de unos 50 km se viajó en autobús.
Una parte del grupo se dirigió al monte Dora, donde se puede ver de lejos una parte del territorio de Corea del Norte. Otro grupo fue a Imjingak, un parque construido cerca de la Zona Desmilitarizada, rodeado de alambre de púas que protege parte de la frontera entre los dos países.
La Zona Desmilitarizada es una franja de unos 4 km creada después del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea, que duró desde 1950 hasta 1953. La guerra civil que dividió la península de Corea enteramente, fue el resultado de la división política entre el norte, a cargo de las fuerzas soviéticas después de la Segunda Guerra Mundial, y en el sur, ocupado por los militares de EEUU.
Incluso hoy en día, las iglesias de Corea del Sur oran por la reunificación de las dos Coreas.
El Rev. Kim Young-jin, de la Iglesia Presbiteriana en la República de Corea, es un entre los muchos coreanos que tienen razones muy especiales para desear la reunificación. Sus padres huyeron Kaesung, en Corea del Norte, durante la guerra a vivir en el sur. Pero una tía y abuelos de Kim se quedaran en Corea del Norte. Él nunca ha oído hablar de ellos y no puede decir si todavía están vivos.
"Podemos unir a ambos países sin guerra. Como cristianos, debemos ser verdaderos, trabajando por la unidad y la paz. Y sin la palabra de Dios no se puede hacer eso", dijo, en el camino a la frontera, acompañando a un grupo de participantes de la Asamblea.
En Imjingak y en el monte Dora, los participantes de la Asamblea colgaron cintas coloridas en la cerca de alambre y oraron por la paz. En cada cinta, en diferentes idiomas, las oraciones pidieron a Dios que las dos Coreas vuelvan a ser un país nuevo.
Solidaridad
El teólogo alemán Johannes Oeldemann, de la iglesia Católica Romana, sabe com es vivir en un país dividido y decidió acompañar la visita a la frontera para ofrecer su solidaridad al pueblo coreano. Él vivió en Alemania Occidental y tenía amigos y conocidos en la Alemania Oriental y en otro país detrás de la cortina de hierro del régimen soviético.
"La visita a la frontera me recordó a la Alemania dividida. Entiendo perfectamente el deseo de los coreanos", dijo.
Para el Reverendo Archimandrita Ignatios Sotiriadis, de la Iglesia de Grecia, una iglesia ortodoxa, una visita a la frontera con Corea del Norte recordó a los problemas en Chipre, otro país que sufre con una división política causada por una invasión turca en el norte, en la década de 1970 .
"Fue muy emocionante ver a nuestros anfitriones llevándonos a un lugar de dolor y tristeza nacional. Oramos por la paz, la justicia y la reconciliación en este país", dijo.